APRENDE A IDENTIFICAR SI TIENES HAMBRE FÍSICA O HAMBRE EMOCIONAL

Todos hemos sentido hambre en diferentes momentos del día, pero ¿te has detenido a pensar si esa hambre es realmente física o si viene de tus emociones? Saber distinguir entre ambos tipos de hambre es una herramienta poderosa para mejorar tu relación con la comida y contigo mismo/a. En este artículo, te enseñaremos cómo hacerlo de forma sencilla y práctica.

¿Qué es el hambre física?

El hambre física es la necesidad biológica de comer para obtener energía y nutrientes. Es como una alarma natural de tu cuerpo que dice: “¡Necesito combustible!”. Este tipo de hambre aparece de forma gradual y viene acompañada de señales claras, como:

  • Rugidos en el estómago.
  • Sensación de debilidad o falta de energía.
  • Dificultad para concentrarte.
  • Irritabilidad (¡el famoso «hangry»!).

Claves para reconocer el hambre física:

  • Es progresiva: No aparece de repente, sino que aumenta con el tiempo.
  • Se puede satisfacer con cualquier tipo de comida, incluso opciones saludables.
  • Desaparece una vez que comes lo suficiente.

¿Y el hambre emocional?

El hambre emocional, en cambio, no tiene nada que ver con la necesidad física de alimentarse. Surge como respuesta a emociones como el estrés, la tristeza, la ansiedad, la alegría o incluso el aburrimiento. En lugar de cubrir una necesidad biológica, busca calmar o evitar un sentimiento.

Señales del hambre emocional:

  • Aparece de repente: Un minuto estás bien y al siguiente tienes un deseo intenso de comer.
  • Es específica: Suele ser por alimentos «de consuelo» como dulces, frituras o carbohidratos.
  • No se satisface: Aunque comas, sigues sintiendo esa necesidad.
  • Puede venir acompañada de culpa o remordimiento después de comer.

Diferencias clave entre hambre física y emocional

Para ayudarte a identificarlas mejor, aquí tienes una tabla rápida:

¿Cómo manejar cada tipo de hambre?

Identificar si tu hambre es física o emocional es el primer paso, pero ¡aquí viene lo más importante! Aprender a responder de manera adecuada a cada tipo de hambre puede transformar tu relación con la comida.

Si es hambre física:

  1. Escucha a tu cuerpo: Come cuando sientas las primeras señales de hambre y no esperes a estar demasiado hambriento/a.
  2. Elige alimentos nutritivos: Opta por comidas equilibradas que incluyan carbohidratos, proteínas y grasas saludables.
  3. Come con atención plena: Evita distracciones y concéntrate en disfrutar cada bocado. Esto te ayudará a reconocer cuando estás satisfecho/a.

Si es hambre emocional:

  1. Identifica la emoción: Pregúntate: «¿Qué estoy sintiendo ahora mismo? ¿Estrés, tristeza, aburrimiento?» Nombrar la emoción ya es un paso hacia gestionarla.
  2. Busca alternativas: En lugar de comer, prueba actividades que te ayuden a manejar esa emoción, como:
    • Hablar con un amigo.
    • Salir a caminar.
    • Practicar respiración profunda o meditación.
    • Escribir en un diario.
  3. Acepta tus emociones: Recuerda que todas las emociones son válidas y forman parte de la experiencia humana. No necesitas «comértelas» para evitarlas. Ampliamos sobre emociones y alimentación en nuestro blog «Gestionando las emociones en el camino hacia los buenos hábitos». 

¿Qué hacer si siempre recurres a la comida?

Es normal que al principio cueste diferenciar entre el hambre física y la emocional, especialmente si estás acostumbrado/a a usar la comida como una forma de afrontamiento. Aquí tienes algunas estrategias adicionales:

  • Lleva un registro: Anota lo que comes y cómo te sientes antes y después de comer. Esto puede ayudarte a identificar patrones.
  • Practica la autocompasión: No te castigues si descubres que has comido por emociones. En lugar de eso, utiliza la experiencia como una oportunidad para aprender.
  • Busca apoyo profesional: Un psicólogo o nutricionista puede ayudarte a entender la relación entre tus emociones y la comida, y a desarrollar herramientas para manejar el hambre emocional. ¿Crees que puedo ayudarte?

Aprender a diferenciar entre el hambre física y la emocional es un acto de autocuidado. No se trata de juzgarte, sino de escucharte y responder a tus necesidades de manera consciente. Recuerda que comer es una parte esencial de la vida, pero también lo es cuidar de tus emociones y tu bienestar.

Estás en el camino hacia una relación más saludable contigo misma y con la comida. Tómate el tiempo para conocerte y entender lo que tu cuerpo y mente realmente necesitan.

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Laura Pajares
Laura Pajares

Doctora en Psicología especialista en Obesidad y Trastornos Alimentarios

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Pendiente redactar.

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